viernes, 31 de mayo de 2013

Capítulo II.- Historia de un maestro

-Hola, buenos días. Tengo una entrevista con el director del centro –le dije a la señora que se hallaba en recepción, que intuí que era la conserje del colegio-. No sé si te dijeron algo de que iba a venir…
-La verdad es que no, yo no sé nada, pero si sigues este pasillo de aquí su despacho es el que está al fondo a la derecha –me dijo indicándome el corredor a la vez que me examinaba de arriba abajo.
-Vale, muchas gracias –le contesté emprendiendo ya el camino.

Mientras recorría el trayecto pensé en las palabras de la señora cuando dijo “al fondo a la derecha”. Eso es lo que te dicen siempre cuando preguntas por el baño en algún sitio, así que yo me imaginé el despacho del director como si fuese un baño, él sentado en la taza del váter, con una mesa delante, todos los papeles guardados en la cisterna,… Me entró la risa y cuando llegué a la puerta tuve que esperar unos segundos antes de petar, para no entrar riéndome más que nada.
Sería coser y cantar, mis padres eran amigos de su jefe, nada podía salir mal.

-¿Se puede? –pregunté mientras abría la puerta justo después de haber petado.
-Sí, adelante –me respondió un hombre alto, serio, con bigote, y con una voz tan grave como la de Pavarotti.- ¿Es usted Carlos, hijo del amigo de don Andrés?
-Ese soy yo. Pero por favor, si no te importa tutéame, me hace sentir viejo que me traten de usted.
-De acuerdo, pero tú a mí, si no te importa, no me tutees. Gracias –contestó repitiendo el tono que yo había utilizado en la frase anterior.

Era la primera vez en mi vida que alguien me decía eso. Estamos tan acostumbrados a que la gente te diga “por favor, trátame de tú, tutéame”, que cuando alguien te dice lo contrario te quedas cortado. Es cierto que no debería de ser así porque está en su derecho de exigir una distancia en el trato, pero irremediablemente que alguien te diga eso pues te resulta un tanto violento. A partir de ahí empecé a pensar que a lo mejor la entrevista no sería el paseo que tenía en mente.

-Bueno, antes de nada mi nombre es Miguel y, como bien sabes, soy el director de este centro. Tengo entendido que quieres optar a una plaza como docente en este colegio, o eso es lo que me ha comentado don Andrés. Decirte que en estos momentos hay sólo una plaza vacante, ya que el resto del personal lo tenemos cubierto. El curso al que optarías sería el de sexto. No sé si eres profesor generalista o has hecho la carrera por alguna de las especialidades, porque si no eres generalista ya no empezamos la entrevista. Ahora con el Plan Bolonia todos son generalistas pero no sé cuál es tu caso al haber hecho la diplomatura –dijo el director de carrerilla, sin inmutar ningún rasgo de su cara, y sin dejar de mirarme a los ojos durante todo su discurso.
-So… soy generalista –le respondí titubeante.- De hecho soy del Plan Bolonia.

-Perfecto, estaba mal informado entonces. Comencemos con la entrevista.

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