jueves, 14 de febrero de 2013

Perugia VIII - "El Vento neno" en Italia

Para todos aquellos que leyeron mi anterior entrada pese a su extensión, gracias. Para los que al ver lo larga que era decidieron cerrar el blog, lo siento.

Y es que en cierto modo no cumplí con lo que dije en su momento que iba a ser esto. Ya que escribí que este blog estaría dedicado a mis andaduras por la Italia profunda y en el capítulo anterior me fui un poco del tema. Por lo que a lo mejor hubo gente que entró con la intención de saber sobre dichas andaduras y se encontró con algo que no les interesaba lo más mínimo.


Sé que no debería de dar explicaciones sobre la entrada anterior, pero en cierto modo es una forma de rellenar ésta y no dejarla muy vacía, aunque en realidad la extensión me importa poco como dejé ver en el capítulo sobre la educación. Más bien me importa el tiempo. No el vuestro, sino el mío.

Todas las entradas, y creo que sin excepción, han sido escritas entre la una y las dos de la mañana aproximadamente. Son noches que no tengo nada que hacer el día siguiente, me pongo una película, acaba, y no tengo sueño. Eso significa que en esos momentos hacer una entrada corta no me beneficia, e intento meter el mayor número de paja posible de la mejor forma que pueda para que quede relativamente bien adaptada al texto que estoy escribiendo.

La finalidad con la que fue creado este blog a finales de agosto perderá sentido, y tendremos que reconvertirlo de alguna manera para no cerrarlo, pero hasta la fecha continuemos con el modus operandi de esta plataforma virtual.


Mi cama ya es incómoda siendo toda para mí, imagina cuando la comparto con alguien. Tiene unos alambres que salen por diversos puntos del colchón y que si das con uno pues te obliga a moverte hasta dar con un punto limpio, pero si la mitad del colchón corresponde a otra persona pues el espacio en el cual te puedes girar se reduce a la mitad, aunque aún así ha merecido la pena.

Dos de mis amigos coruñeses han venido de visita una semana, y uno de ellos ha dormido en mi cama en un acto impagable de generosidad por mi parte. No voy a entrar a valorar los tiempos de sueño más allá de lo ya comentado, pero sí diré que ha sido un placer haberlos acogido.

Han conocido Perugia, han comido un chocokebab, han probado las pizzas del acueducto, han visto la casa donde Amanda Knox mató a su amiga Meredith, han dormido en la casa del novio de Amanda Knox que también estaba metido en el asesinato, han visitado Florencia durmiendo en el hostal de Gregorio Manzano, y han escuchado para conciliar el sueño mi historia del autoestopista. Y es que yo soy así, de vez en cuando cuento historias.

Quien sabe si el día de mañana, cuando hablar de Perugia ya no tenga sentido, este blog se convierta en el lugar donde plasme todas esas historias. Historias que, al igual que este blog, me las invento a medida que las cuento partiendo de un inicio pensado previamente, aunque luego me lo salte y acabe hablando de educación cuando el blog en su inicio estaba destinado a hablar de Perugia, porque nadie sabe cómo acaban las cosas pero sí cómo quiere empezarlas.

2 comentarios:

  1. Este fin de semana dormiré más horas que toda la semana que pasé en Perugia. Pero a todas estas horas de sueño les falta una charla futbolística con un buen amigo antes de dormir. Sois grandes. Gracias por el leto. Ahí lo dejo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Yo también te quiero bebé. Mañana Fernando da la campanada.
      Nos vemos sobre el 30 de julio.

      Eliminar