viernes, 31 de mayo de 2013

Capítulo II.- Historia de un maestro

-Hola, buenos días. Tengo una entrevista con el director del centro –le dije a la señora que se hallaba en recepción, que intuí que era la conserje del colegio-. No sé si te dijeron algo de que iba a venir…
-La verdad es que no, yo no sé nada, pero si sigues este pasillo de aquí su despacho es el que está al fondo a la derecha –me dijo indicándome el corredor a la vez que me examinaba de arriba abajo.
-Vale, muchas gracias –le contesté emprendiendo ya el camino.

miércoles, 29 de mayo de 2013

Capítulo I.- Historia de un maestro

Enchufes, todo en esta vida se consigue mediante enchufes, o lo que es lo mismo, buenos contactos. Si tienes buena relación con alguna persona que mueva hilos entonces tendrás la vida solucionada.

Hay quien en un ataque de moralidad extrema te dirá que quiere conseguir las cosas por méritos propios. Pero lo siento, yo no. Yo la moralidad y lo éticamente correcto me lo paso por donde quieras tú imaginar. A mí me parece muy bien que la gente crea en un mundo de alegría, color, amor y paz. Pero no es así, y cuanto antes se den cuenta de cómo funciona esto y lo asuman, antes serán felices.

domingo, 26 de mayo de 2013

Perugia XII - Al catenaccio

Era una mañana de finales de octubre o principios de noviembre. Llegamos a la clase de geografía y la profesora, sabiendo que éramos españoles y que podíamos tener ciertos problemas con la lengua, nos asignó a cada uno un compañero de mesa italiano que nos fuese explicando con más detenimiento lo que la profesora comentaba en el transcurso de la lección.

jueves, 23 de mayo de 2013

Sin título

¿Que quién soy? El invierno pasado te hubiese dicho que me llamo Carlos y que tengo dieciséis años. Pero ahora mismo no te podría asegurar ninguna de las dos cosas, ni mi nombre, ni mi edad. Quizás porque estoy muerto, loco, o sufriendo una pesadilla que no acaba de terminar.

Mi historia comienza hace más o menos un año, en una tarde nublada que cambiaría mi vida para siempre y, desafortunadamente, también la vuestra.

miércoles, 8 de mayo de 2013

Nim

-Hugo, son las diez. Es hora de acostarse que mañana tienes que ir al colegio –le dije justo al acabar el programa de televisión que ambos estábamos viendo.

-Jo, papá, déjame un poco más. A las diez y media me voy. Además que tú mañana también tienes que ir al hospital a trabajar.

-Sí, pero tú hoy no dormiste nada, que escuchaba desde mi habitación como dabas vueltas de un lado al otro del colchón. Así que nada de las diez y media. Vete a la cama

lunes, 6 de mayo de 2013

El autoestopista

-Yo no quiero mentir a nadie. Soy el primero que no entiende nada. El primero que no sabe qué pasó realmente ese día. En treinta y dos años nunca me había pasado nada así. Ni semejante. No os puedo dar una explicación a lo sucedido porque no la tengo. Lo único que puedo hacer es contar la historia y posteriormente hacerme responsable de mis actos. Poco más que añadir. Más que nada porque no sé qué decir. Por lo tanto paso directamente a contar lo ocurrido. Prometo que todo lo que cuente será contado como yo lo viví, como yo creo que fue, pero no puedo prometer que realmente fuese así porque ha sido todo demasiado extraño.

jueves, 2 de mayo de 2013

El bombero

Me gusta ser bombero. Me hace sentir superior a los demás. Cuando voy en el camión me siento bien. La gente me mira desde la acera como si fuese un superhéroe.  Me deben de considerar importante o algo así.

Ayer salí a trabajar. Me subí al camión y me puse al volante. Pronto arrancamos el vehículo y comenzamos a circular. A mi lado viajaba mi compañero, un bombero al cual no había visto nunca, y es que llevo algo así como dos años siendo bombero y aún no sé quién es el que se encarga de asignar las parejas a la hora de ir en el camión ni qué criterio sigue esa asignación.

Perugia XI - La desaparición

Él nunca fue mucho de salir a la calle. De hecho, cada vez que salía de casa era por motivos laborales o, en raras ocasiones, escolásticos.

Era sábado. Me había levantado a las 7:20 para, después de ducharme, ir al colegio a realizar algunas horas del Practicum. Me llamó la atención el ver ya a esas horas la puerta de su habitación abierta, que él ya no estuviera, que ya se hubiera marchado a sabe Dios dónde. Pero no pasó de eso, de una mera llamada de atención.

El día se desarrolló con total normalidad. En un momento dado sí nos preguntamos a dónde habría ido Cheng tan temprano, aunque pronto asumimos que andaría por ahí estafando a chinos. Ya volvería. Tarde o temprano lo haría. Al fin y al cabo estaba batiendo el récord de horas seguidas pasadas fuera de casa sin nuestra compañía, luego entonces estaría a punto de volver. O eso pensamos, porque la realidad es que no lo hizo. No volvió. Y nos dieron las diez, y las once, las doce, la una, las dos, y las tres, y no apareció Cheng. Bueno, realmente dar, a mí por lo menos, me dieron la una. Las dos y las tres ya me pillaron durmiendo. No sin antes preguntarme qué sería de Cheng, claro. Supuse que estaría celebrando alguna fiesta tradicional china con sus amigos y, quizás, en un ataque de socialización, se le había hecho tarde.

O la fiesta había sido muy grande, o Cheng no había celebrado ninguna. A la mañana siguiente su puerta continuaba abierta, como la había dejado el día anterior. Cheng, alias el chino, no había vuelto.
Los rumores sobre su localización aumentaban a medida en que el día transcurría y él no aparecía. Diversos actos delictivos ocurridos en Perugia, juntados con los éticamente discutibles de Cheng, no nos dejaban descartar ninguna hipótesis. Todo era posible. Era tal nuestra preocupación que casi empezamos esa tarde la búsqueda del nuevo coinquilino ante el temor de que Cheng no volviese para pagar el piso el día 1 de mayo.

Pero el asunto se puso serio, lo serio que se puede poner algo en donde Cheng está involucrado. Se hacía de noche y no volvía. La idea de dar parte a la policía, si por segunda noche consecutiva no se presentaba, cobró fuerza cuando, al mandarle un sms preguntándole si ya podíamos alquilar su habitación, no logramos obtener respuesta. Tenía el móvil apagado. Eran las once y el tema de llamar a la policía al día siguiente fue más por el hecho de que era lo correcto, ya que llevaría 3 días desaparecido cuando en casi 7 meses no había estado ni 8 horas, que por el hecho de que estuviésemos preocupados. No vino a dormir.

Lunes, ocho de la mañana, Cheng entra por la puerta. Yo, desde mi cama, lo escucho entrar con su ya característico sonido producido al arrastrar los pies por el suelo. Todo tipo de especulaciones salieron a la luz cuando, una vez despiertos todos, las horas pasaban y él no salía de la habitación. O, al menos, no salía cuando nosotros estábamos en casa. Ciertos indicios nos corroboraban que había abandonado su cuarto para alimentarse en los momentos en los que nosotros no estábamos. ¿Tendría la cara desfigurada? ¿Le habrían pegado una paliza durante su desaparición y tendría vergüenza de que lo viésemos? Esta teoría no era tan descabellada ya que, en el caso de ser así, no sería la primera vez. Antes de navidad ya hizo la misma maniobra de esconderse al ser golpeado por un hombre cuando, en un día de fuertes lluvias, Cheng iba por la calle con su paraguas y, al chocar con un muchacho, éste le metió un puñetazo en todo el ojo como respuesta al choque. Nuestra teoría es que Cheng no solo chocó con él, como dice haber hecho, sino que le metió el paraguas en el ojo y que, pese a recibir un puñetazo por dicha agresión, el otro ahora mismo se está cagando en Cheng porque lo dejó tuerto.

Llegó el martes y todo seguía igual. No salía de la habitación. Era obvio que algo pasaba. Él sabía que nosotros nos habíamos "preocupado" por su estado porque ya habría visto el mensaje que le habíamos mandado y, aún así, no se había dignado a dar la cara desde su llegada.

Jugaba el Barça. Estábamos a punto de entrar en el bar que hay debajo de nuestra casa para verlo cuando apareció por la espalda tan contento, con la misma cara que siempre, sin golpes ni síntomas de violencia, como si nunca se hubiese ido. Le preguntamos que dónde había estado y nos dijo que en un pueblo de no sé donde. Que no nos dijo nada porque sólo tenia pensado ir un día, pero que luego a la vuelta no había trenes o no sé qué historia y que se tuvo que quedar a dormir en Bolonia. Le dijimos que vale, sin preguntarle mucho más ya que estábamos un poco molestos. Una vez finalizada la conversación entramos a ver el partido mientras él continuaba su camino hacia casa.

Después del encuentro, y nada más entrar por la puerta, Cheng nos recibió con un "mi amigo del instituto mató a su mujer a base de 30 puñaladas". Poco tiempo después dijo que ella también era su amiga. Que se había enterado de lo sucedido viendo las noticias por internet. Vio la foto de la china y pensó que era una broma. Llamó a un amigo suyo para verificar lo que había visto y éste le dijo que sí, que era cierto, que la había matado.