viernes, 1 de mayo de 2015

Una y otra vez

Pondría esta canción una y otra vez. De hecho llevo tres días enteros haciéndolo sin problema. Acaba y la vuelvo a poner. Así sucesivamente. Una reproducción tras otra, gustándome la siguiente vez más que la anterior. Me transmite tranquilidad. Nadie canta, y quizás por ello me gusta. Sólo un piano, a un ritmo lento, es lo que se escucha. Pero no necesito más. Me vale y me sobra para saber que cuando acabe quiero volverla a escuchar. No me canso y pienso que ojalá la hubiese conocido antes.

miércoles, 22 de abril de 2015

Londres V - Llegó el día y llegó el show

Viernes, 17 de abril. Son las 16:00 y la plantilla del restaurante se encuentra a la espera de que aparezca el manager para poder así comenzar una reunión de la que se desconoce su contenido, pero de la que se sabe que no ha sido convocada para llamarnos guapos e inteligentes.

lunes, 20 de abril de 2015

Londres IV - El principio del fin

Según mi currículo soy Dios como camarero. En realidad me río yo de las acusaciones a Juan Carlos Monedero sobre el supuesto falseo del suyo. Quizás por ello, por ser un farsante y pese a no haber cogido una bandeja en mi vida, obtuve el trabajo en este restaurante brasileño a principios de enero.

viernes, 13 de marzo de 2015

Eres idiota y lo sabes

Eres idiota y lo sabes. Posiblemente seas un montón de cosas más pero, lo que está claro, es que idiota lo eres. Pero no pasa nada, no te preocupes, todo el mundo es idiota. El problema llega cuando te empeñas en no serlo o, en su defecto, en intentar creer que no lo eres, porque tarde o temprano acabará saliendo la parte idiota de ti y, en función de lo idiota que tú te creas, la sorpresa que te llevarás al corroborar tu idiotez será mayor o menor. Asume que eres idiota. Es más, asume que eres muy idiota. Y asume que, probablemente, eres de los más idiotas del mundo. Porque sí, porque lo eres. Todo el mundo es idiota. La diferencia está en que unos lo saben y otros no, y en que unos tienen más facilidad que otros para ocultar su idiotez a los demás. Pero métetelo en la cabeza, todos somos idiotas y vivirás mejor si no te consideras una excepción. Hazle creer al resto de la humanidad que no eres idiota si quieres, pero no intentes hacértelo creer a ti mismo.

sábado, 14 de febrero de 2015

El póster

El póster es precioso. Pegado sobre la pared azul cielo que tanto tardé en pintar queda estupendo. Es un póster de Minnie. Había sido idea mía. Paula quería comprar uno de Pluto pero yo, enamorado del vestido rosa con lunares blancos de Minnie, me impuse en la elección convencido de que a Daniela, que apenas le faltaban dos meses para llegar, le encantaría.

lunes, 9 de febrero de 2015

El cumpleaños de Banja

“Te quiero, pero no siempre me gusta cómo eres”. Han pasado quince años desde que mi madre murió pero, aún así, todavía sigo escuchando esa frase suya en mi cabeza. Cada vez que me acuerdo de mi madre, es decir, todos los días, me viene a la cabeza esa frase. Con el tiempo he aprendido a superarla, a entender qué es lo que quería decir ella cuando me decía aquello, pero también es verdad que esa frase me ha hecho mucho daño. Me ha hecho tanto daño que hasta yo misma la he utilizado en momentos de enfado con mi padre con la única intención de hacerle daño a él de la misma forma en que esa frase me lo había hecho anteriormente a mí. Esa es la historia que os voy a contar. Cómo mi padre provocó que yo le dijera aquella frase y cómo, posteriormente, provocó que le dijese otra.

jueves, 22 de enero de 2015

Londres III.- Caipirinha de fresa y Guaraná

Cinco personas, no está mal. Podía ser peor. Cinco personas está bien. Podemos con cinco bebidas sin problemas. Creo que ya las he llevado más veces. ¿Podemos no? Sí, venga va. Y sino pues hay que intentarlo, no queda otra. Cinco bebidas, cinco bebidas. Soy capaz de memorizar cinco bebidas. Ya están sentados, vamos allá.

sábado, 3 de enero de 2015

Londres II.- No es una cebra, es un gato.

Hoy hace, exactamente, un mes desde que escribí aquel Yo, mi, me, sinCheng. Y un mes es mucho tiempo. Demasiado. La verdad es que si he tardado tanto en escribir otra entrada en esta sección fue porque no sabía qué contar. En realidad tampoco lo sé ahora pero, si no escribo esta entrada, dentro de unos años, cuando relea todo esto, la realidad no habría sido contada tal y como fue. Escribir sólo los acontecimientos destacables de mi vida en Londres no es un problema siempre y cuando la finalidad de ese escrito no sea el que es, que recalco que es el de recopilar todo lo que me suceda para dentro de unos años poder recordar qué me deparó mi estancia aquí. En este caso, un mes en el que no me sucede nada destacable se convierte en eso, en algo destacable y, por lo tanto, digno de ser recopilado.