sábado, 14 de febrero de 2015

El póster

El póster es precioso. Pegado sobre la pared azul cielo que tanto tardé en pintar queda estupendo. Es un póster de Minnie. Había sido idea mía. Paula quería comprar uno de Pluto pero yo, enamorado del vestido rosa con lunares blancos de Minnie, me impuse en la elección convencido de que a Daniela, que apenas le faltaban dos meses para llegar, le encantaría.


Ahora, sacada ya la cuna de la habitación, solo me queda despegar el póster. Justo antes de hacerlo Paula se asoma a la puerta llorando. La miro, miro a Minnie, y comienzo también a llorar.

6 comentarios:

  1. Así puede ser la vida, afortunadamente no siempre lo es.

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    1. Pero cuando lo es, hasta un póster te puede hacer llorar.

      Gracias por el comentario.

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  2. Hace un tiempo dejaste tu enlace en mi blog (misrelatosyesteblog) lo que pasa es que hasta ayer no he podido comprar un nuevo ordenador. Oye,este relato es brutal, se me ha hecho un maldito nudo en el estómago, eres bueno, chico. Un abrazo.

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    1. Gracias por pasarte. Me alegra el hecho de que te haya gustado.

      Un saludo.

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