sábado, 3 de enero de 2015

Londres II.- No es una cebra, es un gato.

Hoy hace, exactamente, un mes desde que escribí aquel Yo, mi, me, sinCheng. Y un mes es mucho tiempo. Demasiado. La verdad es que si he tardado tanto en escribir otra entrada en esta sección fue porque no sabía qué contar. En realidad tampoco lo sé ahora pero, si no escribo esta entrada, dentro de unos años, cuando relea todo esto, la realidad no habría sido contada tal y como fue. Escribir sólo los acontecimientos destacables de mi vida en Londres no es un problema siempre y cuando la finalidad de ese escrito no sea el que es, que recalco que es el de recopilar todo lo que me suceda para dentro de unos años poder recordar qué me deparó mi estancia aquí. En este caso, un mes en el que no me sucede nada destacable se convierte en eso, en algo destacable y, por lo tanto, digno de ser recopilado.
Quizás he tardado tanto en escribir esto porque esperaba que ciertas cosas, como por ejemplo la búsqueda de trabajo, se desarrollase de una manera y a una velocidad diferente a la que se está desarrollando. A lo mejor pensaba que todo iba a ser más rápido de lo que es y estaba esperando a poder titular "Ya tengo trabajo" a la segunda entrada de esta maravillosa e irrepetible sección del blog. Pero no. Ni fue tan rápido, ni tengo trabajo. 

No niego que parte de la culpa de que esto se haya desenvuelto así pueda ser mía, bien porque haya entregado currículums en lugares en los cuales mi experiencia y formación no fuera suficiente para cubrir ese puesto, o porque haya rechazado ofrecerme para ciertas vacantes que yo entendía, y sigo entendiendo, que es para gente con una cualificación inferior a la mía sobretodo en cuanto a idiomas se refiere. Me caerán palos, me dirán que a qué vengo aquí si no es a ofrecerme a todo puesto que vea, si es que estoy esperando a que vengan a mi casa a contratarme,... y una larga lista de cosas que me parecen bien pero que, afortunadamente, todavía puedo y quiero rebatir, y todavía puedo y quiero encontrar algo más decente. Y con más decente no me refiero en ningún momento a cantidades económicas sino a una jornada laboral que no sea de diez horas o más, que son las que están haciendo algunos españoles, algunos días, trabajando en el McDonalds. Si yo quisiese trabajar en el McDonalds estaría trabajando en el McDonalds, pero lo siento, no tengo una carrera y la capacidad de hablar inglés e italiano además del castellano y el gallego, para acabar trabajando diez horas al día en un McDonalds. Yo me niego, a al menos, no intentar durante algo más de un mes evitar ese tipo de trabajos. Creo que puedo aspirar a otra cosa y lo voy a intentar, nada más.

Lo más cerca que he estado de encontrar trabajo fue tras salir victorioso, junto a otras cuatro personas, de una entrevista grupal realizada a unas quince. Era de una empresa de comida rápida saludable, cuyas condiciones de trabajo no eran malas, y tras mandarnos a cada uno de los victoriosos a un local diferente de su compañía a modo de prueba, no hubo éxito. No puedo decir los motivos por los cuales el manager de ese local decidiese no contar conmigo ya que, pese a que los pregunté, no logré que me los dijeran. Es posible que esté equivocado y que yo haya sido un completo inútil durante esa jornada en el local, pero como no me llevé esa imagen cuando salí, entiendo que el motivo reside en que el manager apareció en la cocina en el momento en el que uno de sus empleados estaba poniéndomelo de hijo de puta para arriba. Por lo que puedo entender que el motivo fue que no quiere que entre alguien a trabajar en su local con prejuicios hacia él. Que ya digo, a lo mejor no fue por esto y fue porque soy un inútil, pero como no llegué a sentir esta sensación de estar haciendo las cosas mal, pues prefiero quedarme con esta teoría.

Pronto tengo una nueva prueba en otro sitio. A ver si para la siguiente entrada hay noticias diferentes sobre este tema.

En cuanto a los días de Noche Buena y Navidad, los pasé con unos españoles y unos venezolanos. Y en cuanto a la noche de Fin de Año la pasé así:

2 comentarios:

  1. ¡Feliz año nuevo y felices sean los capítulos por venir!

    La publicación anterior despertó mi curiosidad sobre el tal Cheng y el resto de la compañía, por lo que empezaré a leer Las crónicas de Perugia para ponerme al día.

    un abrazo grande

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    1. Muchas gracias por pasarte Elliott.

      Cheng, créeme, merece la pena ser conocido. Nada podrá igualar el nivel que Cheng consiguió.

      Un abrazo.

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