lunes, 1 de abril de 2013

Perugia X - Dios existe

¿Dios creó al hombre, o el hombre creó a Dios? Independientemente de la respuesta lo que está claro es que Dios existe, ya sea porque se creó a sí mismo en un acto egocéntrico, o porque lo creamos nosotros en un momento en el cual nuestros conocimientos no eran suficientes para explicar ciertos fenómenos que sucedían.


Estar en el mundo. Así podemos definir el término existencia, y lo que es innegable es que Dios está por todas partes. 

Creo que nunca celebré nada en Semana Santa más allá de las vacaciones ocasionadas por ella, pero he tenido que venir a Italia para hacerlo por primera vez. 

Ayer, Domingo de Resurrección, celebré el día comiendo con la familia, pero la verdad es que allí solo conocía a dos persona de las casi 20 que había, puestos que la familia no era la mía.
Conocía al otro gallego invitado, y al directivo del Pontevalleceppi que nos había llevado. 

Allí estábamos, delante de toda esa gente que no conocíamos de nada. Algunos ya sabían de nuestra visita y nos recibieron con mucho entusiasmo, pero a otros se les veía en la cara la sorpresa ocasionada al vernos. Y es que yo también fliparía bastante si, por ejemplo, en la comida de Navidad me encuentro con 2 muchachos extranjeros de 20 años que no tienen nada que ver conmigo, que no sabía que iban a estar ahí, y que además no he visto en mi vida. ¿Me parecería mal? En absoluto, pero sería raro. 

La madre, la mujer, las dos hijas, el hijo, las hermanas, los maridos de las hermanas, los hijos de las hermanas, y nosotros, los españoles que aparecieron un día a jugar en su equipo. ¿Quién sobra? Si esto fuese el ejercicio del colegio en el cual tienes que rodear la palabra que no guarda ningún tipo de relación con las demás pues es obvio que nosotros seríamos esas palabras, seríamos los señalados. Más aún cuando nada más subir al coche que nos llevaría a la comida nos preguntaron si creíamos en Dios. Pero esta vez la reacción fue totalmente diferente a cuando me hicieron en otra ocasión esa pregunta en el extranjero. Esta vez no me dijeron que les daba pena, aunque fuese en el buen sentido de la palabra. Simplemente no le dieron importancia a la respuesta.

Después de la comida fuimos al cine. Es curioso que un día como ese, un día religioso, fuésemos a ver una película que giraba todo en torno a gays. Pero fue así. Invitaron a dos ateos a una comida religiosa, y posteriormente los llevaron al cine a ver una película de gays.

Así fue mi Domingo de Resurrección. Un domingo diferente gracias a que Dios existe, independientemente de quién lo haya creado.

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