viernes, 20 de julio de 2018

El camino a la plaza

Acabas la carrera y empiezas el abismo. Hasta ese día lo has tenido todo pautado. Clase, exámenes, vacaciones, y vuelta a las clases. No había mucho que pensar. Pero un día acabas y hay que decidir qué hacer. Sabes que las oposiciones son una opción y decides ponerte, duras un mes. Toda tu vida has estudiado para exámenes que tienes al día siguiente o dentro de dos días, nunca para un examen que tienes dentro de un año. O te mentalizas o pierdes el tiempo. No estás mentalizado y te marchas a Londres. Dejas las oposiciones. Trabajas de camarero pero en unos meses vuelves. Encuentras la forma de entrar a trabajar en un colegio concertado de tu ciudad y lo haces. Las oposiciones ya no son una opción. Trabajas en el comedor del colegio el primer año, trabajas en alguna cosa más el segundo y repites casi lo mismo el tercero. No pisas un aula como tutor, curiosamente para lo que has estudiado. Empiezas a preguntarte a dónde te lleva eso. 

Va a ser Carnaval y va a haber una baja. Echas cálculos y crees que te va a tocar a ti. Esta vez sí. Pero no, esta vez tampoco. Es la gota que colma el vaso. Hay que salir de ahí como sea. Es 12 de febrero y acaban de sacar un montón de plazas para primaria. Es el año. Es tarde pero es el año. Y es la última vez que dices que es tarde. Primera y única. Todas las demás veces que vuelvas a decir que es tarde y que queda poco tiempo será tiempo perdido. Llamas a academias, te dicen que los grupos están cerrados, que es muy tarde. Si es tarde o no lo decides tú. Consigues el temario y la legislación. Tienes dos horas al día para estudiar. De 9:30 de la mañana que sales del colegio hasta las 11:30 que vuelves a entrar. Después no sales hasta las 18:00 y unos días tienes que entrenar a niños en fútbol y otros tienes curso de entrenador. Aún así hay que organizarse. Hay que priorizar. Lo primero que decides es que la programación no la vas a tocar. No hay tiempo para ponerse con la programación. El objetivo es pasar el primer examen. Centrarse un solo minuto en la programación haría imposible ese objetivo.

No da tiempo, vas mal. Hay que tomar medidas. Es 1 de abril, te vas del colegio, dejas el trabajo. Pero si vas con todo vas hasta el final. Dejas también de entrenar a niños en fútbol. Del 12 de febrero al 1 de abril le has dedicado 2 horas al día. Es 1 de abril y el primer examen de oposiciones es el día 23 de junio. Te quedan 2 meses y medio. La gente te dice que estás loco. Que ya dejarás el trabajo el año que viene, que este año ya es tarde. Que este año vas de prueba. Que este año vas a ver qué pasa. Incluso que este año no te las vas a sacar, que bajes el ritmo. Pero esto no funciona así. Si piensas que este año vas de prueba entonces no harás nada. Este año vas a sacar plaza o al menos te vas a preparar para ello. Sin duda vas a necesitar suerte, pero es 1 de abril, te quedan 2 meses y medio para aumentar las probabilidades de suerte. Insistes, tú no vas allí a ver qué pasa. Tú no vas allí a ver de qué va aquello. Tú no vas allí a coger experiencia para el año que viene. Tú vas allí a no tener que volver.

Dejar la programación a un lado no es suficiente. Hay que volver a seleccionar y hay que volver a priorizar. No tienes ayudas. No tienes academia. No tienes a nadie que te oriente. Sólo tienes los temas que te pasaron y los apuntes de legislación que te dejó una persona. A partir de ahí a buscarse la vida. No tienes referencias de nada. No sabes cuánto vas a tardar en estudiarte un tema. No sabes en cuánto deberías de resumir los temas para que te dé tiempo a escribirlos en las 2 horas que dura esa parte. No sabes nada. Aún así desde el 12 de febrero te has dedicado a resumir temas en unas 10-11 carillas de ordenador. ¿Por qué esa extensión? Porque sí, no hay una razón. Calculas, crees, intuyes que puede ser que sea lo que eres capaz de escribir en 2 horas. No has probado y no vas a probar. No puedes perder tiempo en estudiarte un tema tal cual y luego 2 horas en desarrollarlo sólo para saber cuánto escribes en 2 horas. En tres semanas te habrás olvidado del tema.

Lo primero de todo es, a ojo, calcular cuántos temas vas a ser capaz de estudiarte en 2 meses y medio, teniendo en cuenta que a 1 de abril tienes, más o menos, 5-6 temas resumidos y un poco de legislación mirada. Decides 15 temas. Los resumes y, una vez resumidos, empiezas a estudiarlos. Decides ir avanzando con todos a la par. No hay tiempo para estudiarse uno, luego otro y así sucesivamente hasta volver al primero y no acordarse de nada. Todos los días repasas un poco de todos. Repites los índices de cada uno de los temas todos los días varias veces y haces lo mismo con la legislación. Todos los días, mañana y tarde.

No te da tiempo. La fecha se acerca y no llegas a los 15 temas ni de coña. Estuvo bien, fue bonito, pero fue demasiado ambicioso. Decides bajar a 13. Dos de esos 15 temas que llevas días mirando decides no volver a tocarlos. Sacan tres bolas, malo será que no toque una de los 13 temas que llevas. Sigues con la misma estrategia. Cada día vas avanzando con los 13 temas, a la vez. Repasas índices, repasas todas y cada una de las órdenes, decretos y leyes. Varias veces al día.

Es 22 de junio, mañana es el día. Que llevas 13 temas es mentira. Siendo optimistas podemos decir que eres capaz de defenderte en 13 temas. Sabértelos bien ponle 6-7. De legislación sabes lo básico. No has tenido tiempo de meterte en cosas específicas y, como en todo, has priorizado en lo que tú creías que era más útil, pero sin fundamentación ninguna. Intuición. Sin referencias.

23 de junio, día del examen. Llegas y escuchas a la gente hablar. Vas a sacar un cero. Escuchas decretos y órdenes que no viste en tu vida. Cosas que no sabes ni que existían. Entre el acto de presentación y el primer examen tienes media hora y buscas todo eso que escuchaste en el móvil. Intentas recordar al menos la orden y el decreto. Del contenido no tendrás ni idea pero lo vas a nombrar de puta madre. Llega el momento. Primera parte, supuesto práctico. Todas y cada una de las preguntas eran preguntas normales, de legislación básica. Nada raro, nada específico. Mala suerte para los que llevan estudiando todo el año. Un supuesto de legislación básica provoca que entre a competir gente como tú, que sólo lleva lo básico. La primera parte salvada. Estás en la pelea. Por la tarde los temas. Sacan 3 bolas y ya tuviste suerte con el primer examen.

Llegas a casa y lo único que haces es repasar los índices y la bibliografía de los temas. Índices y bibliografía. Lo que no te sabes ya no te lo vas a saber. Vas con lo que vas. Sacan tres bolas. Dos de las bolas son de los trece temas que llevabas. Uno de ellos te lo sabes bien. No sólo te tocó un tema de los trece sino que te tocaron dos, pudiendo elegir. Se lo clavas. Dos horas sin levantar la mirada del folio escribiendo. Acabas a falta de cinco minutos, tiempo que tienes para repasar comas y puntos. Sabes que eso luego vas a tener que leerlo. La redacción es importante.

Sales y empiezas a escuchar a la gente hablar. El tema lo hiciste bien pero el supuesto práctico cada hora que pasa es más desastre. Entre lo que escuchas a la gente y lo que te vas acordando, tienes una cantidad de errores/omisiones bastante grande. Aún así no hay tiempo. No tienes ni portada de la programación. En caso de que suene la flauta y pases a esa fase no tienes absolutamente nada. Recuerdo que has decidido priorizar el estudio sobre la programación. No tienes nada.

Te pones con ella. Tú no sabes si vas a pasar o no, pero lo que sí sabes es que si pasas vas a tener algo. Será mejor o peor, pero algo vas a tener. Te marchas tres días a Lugo a que un amigo de tu tía te ayude con ella y, por otro lado, consigues una programación de Coñecemento do Medio del año 2010 ¿Qué haces? Pues una de Ciencias da natureza. Son 2 sesiones a la semana, no te va a dar para lucirte porque las unidades didácticas van a ser muy cutres pero es lo que te va a permitir tener algo para entregar. 

Te pones con ello y suena la flauta. Estás dentro. Has pasado a la fase de la programación. Es viernes y el lunes tienes que entregarla. No te da tiempo. Pero ni de puta coña. Te acuestas a las cinco de la mañana y empiezas a pedir favores. A una persona que te haga el plano de la clase, a otra unos mapas conceptuales, a otra que haga unas capturas de pantalla para unas unidades didácticas. Tienes a varias personas trabajando para ti porque no te da tiempo. El lunes a las 9:00 tienes que entregar el documento de 60 páginas más anexos y hay que imprimirlo el domingo. 

Es domingo por la tarde y acabas. Vas a una copistería y te das cuenta de que hay errores. No puedes entregar eso. El Word tiene cosas mal y no te da tiempo a volver a casa, así que le pides ayuda al chico de la copistería, que desde su ordenador modifica las cosas que tú quieres cambiar. No te da tiempo a revisarlo más, hay que imprimir. Imprimes y decides no volver a mirar la programación porque eso es encontrar error tras error, ya que fue hecha a toda máquina y cada error que encuentras te quita tres años de vida. El lunes la entregas.

Ahora tienes que aprendértelo. En 3-4 días vas a tener 20 minutos para exponer esa programación de 60 hojas que te tienes que aprender y una unidad didáctica de las 15 que hiciste, durante treinta minutos, tras sacar tres bolas y seleccionar una.

Especificidad. Es lo más eficaz teniendo en cuenta el tiempo que tienes. Desde el minuto uno coges la programación, te pones delante del espejo y a repetir. Cronómetro, 20 minutos, e ir amoldándose al tiempo para que te quepa todo. Repetir y repetir hasta aprenderlo. Las unidades didácticas ya es otro cantar. No tienes nada. A 3 días de exponer no tienes nada. El chico que te deja la programación de Coñecemento do Medio se digna a ir a tu casa dos días seguidos hasta dejar las unidades listas. Te deja los materiales que él tiene de su exposición en 2010, tus tíos te hacen material en Lugo y te lo traen, tus padres y hermana vuelven de vacaciones y se ponen también a hacer materiales.

Es el día. Te toca exponer. Tus unidades didácticas son muy diferentes entre sí. Unas son bastante buenas, otras decentes y otras para levantarse y marcharse. Las de levantarse y marcharse son unidades de 4 míseras sesiones. Sacan 3 bolas. Primera bola una unidad de 4 sesiones. Segunda bola una unidad de 4 sesiones. Intentas disimular, pero sabes que si la tercera bola vuelve a caer otra de 4 estás fuera. Le das al bingo. Lo haces girar bien, varias veces, y sale una unidad de 5 sesiones. No es de las buenas pero es de las que no te matan de primeras. Defiendes aquello como puedes y sales con la sensación de que no ha sido la mejor exposición de tu vida, pero que tampoco ha sido tan mala como para descartarte.

Pasan los días y los tribunales empiezan a sacar las notas. Muchos de ellos sacan unas 12 plazas. Después de actualizar tu página 200 veces ves que tu tribunal sacó las notas. Quince plazas dio y tú eres el número catorce. Estás dentro. 

Sería completamente imposible llegar hasta aquí sin la ayuda de tantísima gente, sin la cantidad de suerte en absolutamente todo y sin, sobre todo, la cantidad de horas de estudio que le metiste. Porque la suerte sabías que la ibas a necesitar, pero tú te encargaste, dedicándole horas, de que estuviese más cerca de ayudarte.

1 comentario:

  1. Moi ben Antón.
    Sempre pensei que na vida, ademais do esforzo, hai unha compoñente que é a sorte, ainda que o método científico non a contemple a pesar dos moitos descubrementos e avances que se fixeron na ciencia de carambola.

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