Las cosas no van muy bien. Lo cual no quiere decir
que vayan mal sino que, simplemente, han ido mejor. Pero no te voy a mentir,
tampoco tengo mucho tiempo para pensar en ello. No me beneficiaría lo más
mínimo en plenos exámenes empezar a comerme la cabeza con esto. Es mi novia, la
quiero, y no siento la necesidad de plantearme nada más en estos momentos.
Voy a la biblioteca a estudiar y al poco tiempo se
me sienta una chica bastante guapa enfrente, en mi misma mesa. Saca sus apuntes
pero, pese a que intento mirarlos de forma disimulada, desde mi posición no soy
capaz de averiguar qué es lo que estudia. Me centro de nuevo en lo mío y al
poco tiempo ella se levanta abandonando la biblioteca dejando sobre la mesa todo
el material que había traído. Ahora sí me atrevo a mirar sus hojas con más
descaro y me entero de que debe estudiar algo relacionado con económicas, nada
que ver con lo que estudio yo.
La chica, que no es que fuese Miss Mundo pero que
bueno, era bastante guapa, tarda en volver el suficiente tiempo para que durante
el mismo a mí me entren ganas de ir a por algo de beber a una máquina que había
justo al salir de la sala en la que yo me encontraba. Emprendo el camino y al
llegar al destino me encuentro con la muchacha, justo al lado de la máquina de
bebidas, hablando por teléfono. No me preguntes cómo pero al poco de colgar me
pregunta si tengo cambio para utilizar en la máquina y ello deriva en una
pequeña conversación de unos veinte minutos sobre, entre otras cosas, lo que
estudiamos, conversación que se ve cortada debido a que ambos consideramos que
el descanso ya estaba siendo suficientemente largo.
Llego a casa, cansado, y mi novia me pregunta, vía
WhatsApp, qué tal me ha ido en la biblioteca. Tengo dos opciones. Decirle que
ha sido un coñazo, que estoy asqueado, que estoy deseando acabar los exámenes,
o decirle que bueno, que he conocido a una chica bastante guapa, simpática,
agradable, y que a ver si al día siguiente cuando vuelva a la biblioteca me la
vuelvo a encontrar. Me callo la boca, porque realmente contestarle con la
segunda opción no aportaría nada positivo teniendo en cuenta la situación en la
que nos encontrábamos, que repito que no era mala sino que simplemente no era
idílica, y le suelto la primera, que ha sido un coñazo, que estoy asqueado, y
que estoy deseando acabar los exámenes.
Cuando al día siguiente llego ella ya está allí.
No hay ninguna mesa vacía completamente y entre sentarme en la mesa de alguien
que no conozco de nada y sentarme en una de alguien que al menos conozco de
haber hablado durante veinte minutos, siendo agradable la conversación, pues
decido sentarme en la de la chica del día anterior. Me mira, me saluda, la
saludo, me siento, y comienzo a estudiar.
Después de una hora y algo ella se levanta y me pregunta si me apetece
ir a por algo de beber y digo que sí, porque me apetece. Y los veinte minutos
del día de ayer se convierten hoy en cuarenta, descubriendo en ese tiempo que
no vive extremadamente lejos de mí y que a la salida podemos ir caminando
juntos durante un trayecto bastante largo antes de desviarnos cada uno hacia
nuestras casas, cosa que hacemos en el momento en el que decidimos marcharnos
de la biblioteca parando, además, en un bar para tomar algo con el fin de
seguir hablando un rato mientras despejamos la cabeza del estudio.
Llego a casa y mi novia me pregunta de nuevo, vía
WhatsApp, qué tal me ha ido en la biblioteca y cómo es que he llegado a casa a
las once de la noche si la biblioteca cierra a las nueve. Vuelvo a tener dos
opciones. Decirle que al salir fui a tomar algo con mis amigos ya que estaban
por ahí cerca, o decirle que fui a tomar algo con una chica que conocí el día
anterior en la biblioteca, muy maja por cierto, nada fea, y con la que, además,
me río mucho. Sorprendentemente, irónicamente hablando, le digo que fui a tomar
algo con mis amigos al salir de la biblioteca.
La primera semana que conseguí su número sólo
hablo con ella por WhatsApp, pero la segunda ya quedamos algún día para ir a
tomar algo. Es inevitable. Si me gusta pasar tiempo con alguien voy a intentar
pasar tiempo con ese alguien. La gente intenta meter en su vida las cosas que
le gustan y yo soy gente. El objetivo es ser feliz, si algo te hace feliz sigue
haciéndolo. Ahora bien, intenta que tu camino para alcanzar la felicidad
obstaculice lo menos posible el camino de los demás.
Llego a casa, abro el WhatsApp, y me encuentro con
mensajes de mi novia que me pregunta dónde estoy y por qué no contesto. Tengo
dos opciones. Decirle que necesito un tiempo, que no eres tú, que soy yo, que
tú no hiciste nada, que soy yo que me agobié con los exámenes y con todo y que
bueno, eso, que necesito un tiempo, o bien decirle que hace un mes conocí a una
chica en la biblioteca, que llevo quedando con ella un tiempo y que la verdad es
que ahora mismo tengo más ganas de quedar con ella que contigo, así que ahí te
quedas. Puedo echarlo a suertes o seguir como el primer día mi camino para
alcanzar la felicidad sin obstaculizar el camino de los demás.
El mismo camino con varias bifurcaciones. Te ha llegado la hora de decir la verdad.
ResponderEliminarComo la vida misma.
Cuánta gente se habrá visto en esta situación.
EliminarGracias por leerme y comentar. Un saludo.