Acabas la carrera y empiezas el abismo. Hasta ese día lo has tenido todo pautado. Clase, exámenes, vacaciones, y vuelta a las clases. No había mucho que pensar. Pero un día acabas y hay que decidir qué hacer. Sabes que las oposiciones son una opción y decides ponerte, duras un mes. Toda tu vida has estudiado para exámenes que tienes al día siguiente o dentro de dos días, nunca para un examen que tienes dentro de un año. O te mentalizas o pierdes el tiempo. No estás mentalizado y te marchas a Londres. Dejas las oposiciones. Trabajas de camarero pero en unos meses vuelves. Encuentras la forma de entrar a trabajar en un colegio concertado de tu ciudad y lo haces. Las oposiciones ya no son una opción. Trabajas en el comedor del colegio el primer año, trabajas en alguna cosa más el segundo y repites casi lo mismo el tercero. No pisas un aula como tutor, curiosamente para lo que has estudiado. Empiezas a preguntarte a dónde te lleva eso.