Tengo los pies
mojados. No es la primera vez que voy a llegar a casa en estas condiciones pero
quizás esta vez no sea como las demás. Hoy ya estoy harto. Comienzo a notar
como el agua se acumula en el interior del puto zapato. El calcetín ya no puede
absorber más agua y ésta campa a sus anchas por el interior del calzado, del
cual ya no es que empiece a pensar que fue mala idea poner, sino que, a lo mejor,
hasta fue mala idea comprar.